Día 4. Costa amalfitana

En nuestro cuarto día de viaje visitamos una de las zonas más bonitas de Italia, la costa Amalfitana. Aunque toda esta zona merece una semana de viaje, la excursión que realizamos con Civitatis (regalito de boda) es una buena toma de contacto para conocer el entorno.

Nuestra primera parada fue Sorrento, un enclave precioso en el que paseamos por sus callecitas bien decoradas y contemplamos los bonitos acantilados. Esta zona es muy similar a Altea y Calpe, en nuestra costa alicantina. Aquí aprovechamos para tomar  un tentempié.

Nuestra siguiente parada fue Positano, una de las ciudades más bonitas que he visto. Su colorido, la montaña que se funde con el mar, la multitud de casitas y tiendas repartidas por la colina, el agua transparente y la alegría de sus calles, hacen de Positano uno de los lugares con más encanto.

 

Tras dejar Positano, nos dirigimos a Amalfi, un pueblo también bonito, aunque similar a los pueblos costeros a los que estamos acostumbrados los alicantinos. Nuestra parada aquí fue principalmente para comer y, a pesar de que el chófer nos recomendó un restaurante (íbamos 7 personas en un coche de la agencia Civitatis), nosotros dos nos dirigimos hacia el restaurante Eolo pues parecía muy romántico y la ocasión lo merecía. No nos equivocamos. El servicio fue espectacular y la comida, mejor. Pedimos canelones de bacalao y tagliolini con setas y ostras, además de vino de la casa, degustación de panes con aceite de oliva y café con pastas. El precio para ambos fue de 66 euros.

La última parada fue Ravello, una pueblecito precioso con aires medievales. Casi todas sus calles están empedradas y  justo en el centro se alza la catedral. Las vistas desde Ravello también son espectaculares.

Regresamos a Nápoles sobre las cinco de la tarde (hay aproximadamente una hora y media de camino), nos arreglamos un poquito, preparamos las maletas y dimos nuestro último paseo por Nápoles. La cena de la última noche fue en Luccianella, en la Vía Toledo. Queríamos repetir en Gino & Toto Sorbillo pero estaba muy lleno y había más de una hora de espera. El restaurante al que fuimos no estaba mal del todo pero no lo recomendaría . Cenamos fritura de pescado, salchicha napolitana a la brasa y spaguetti a la carbonara. Nos costó 28 euros aproximadamente.

Dimos un último paseo antes de regresar a nuestro hotel Palazzo Albergo Decumani. Nuestro paso por Italia había llegado a su fin. Grecia nos aguardaba.

 

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