Día 11. Palea Kameni y Nea Kameni

Nuestro último día de disfrute en Santorini fue espectacular. Disfrutamos de una maravillosa excursión (cortesía de mi primo Óscar).

A primera hora de la mañana nos dirigimos hacia el antiguo puerto de Thira, desde donde salía nuestro barco. A pesar de lo bonito de la postal: la escalinata bajando hacia el mar, me dio mucha pena (y por ello no he hecho ninguna foto) el trato que se daba a los burros. Los pobres animales constituyen una atracción turística y se pasan el día subiendo y bajando viajeros a través de las escaleras.

No es agradable tampoco bajar andando (aunque nos apetecía hacerlo por ver la escalinata), puesto que el olor a orina y heces es bastante fuerte. Por lo demás, pasamos un día maravilloso.

El barco zarpó desde el antiguo puerto de Thira y a tan solo 15 minutos de distancia nos encontramos en Nea Kameni, la isla volcánica formada en los últimos dos milenios tras la erupción de lava dacita y cenizas. La entrada al complejo (es una montaña a la que hay que ascender para ver los diferentes cráteres jóvenes) cuesta 2, 50 € y merece totalmente la pena. La subida hasta la cima implica unos 20 minutos a pie (imprescindible llevar calzado cómodo, agua y gorra o gorro, además de protector solar). Una vez en lo alto hay diferentes puntos que merecen la pena y que están señalizados. Las vistas son impresionantes en todos los puntos y es muy curioso ver las pequeñas erupciones y el olor a azufre que impregna el ambiente.

Tras el la isla volcánica tomamos rumbo hacia Palea Kameni. En una de las bahías de esta pequeña isla hay una fuga de azufre que provoca aguas termales por su calor otorgándole al mar un color dorado que a medida que entra en Alta Mar se funde con el azul dando lugar a diferentes tonalidades. El agua está caliente (aunque de vez en cuando se cruzan en el camino masas de aire fría) y es un placer nadar.

La visita termina en Thirassia, una isla en la que apenas quedan 400 habitantes pero donde dimos un agradable paseo y comimos en una taberna donde los sovlaki estaban deliciosos.

Volvimos a Fira en el mismo barco y entonces Abel pensó que sería buena idea recorrer la isla de punta a punta y así lo hicimos. Fuimos hasta el punto más al norte de la isla, donde hay un peñón desde el que se ve una preciosa puesta de sol.

Pasamos por Black Beach donde nos entretuvimos un rato contemplando lo bello del paisaje.

Por último enfilamos hacia el sur y llegamos a una zona menos turística pero en la que se pueden contemplar ruinas (aunque a la hora que llegamos ya no se podía acceder por la falta de luz).

El paseo en quad fue alucinante. El tiempo, además, acompañaba. Hicimos muchos vídeos (que compartiré en Instagram) y creo que nos despedimos de la isla de una forma fantástica.

Esa noche cenamos en el hotel: INCREÍBLE. El servicio, la comida, todo fue magnífico y lo disfrutamos muchísimo.

A pesar de que nuestro vuelo salía a la mañana siguiente, como era muy temprano ya no pudimos aprovechar para hacer nada, pero a pesar de ello, nos despidieron con una bandeja de desayuno repleta de fruta y bollos deliciosos.

Este ha sido un viaje inolvidable. Si tenéis cualquier duda para viajar hasta allí, podéis consultarme. ¡Estaré encantada de ayudar!

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.